1- Decidir qué vamos a representar y escribir un título adecuado.

 

2- Pensar en la primera y última fecha (año, siglo...) del periodo de tiempo que vamos a representar. Convertir esas fechas en fechas "redondas". Si trabajamos con años, buscaremos fechas que acaben en 0 o 5. Si trabajamos con siglos, buscaremos el número del siglo correspondiente.

 

3- Dibujar con lápiz una larga línea o rectángulo.

 

4- Escribir en él las fechas "redondas" que hemos pensado:  al principio la primera y al final la última.

 

4- Teniendo en cuenta esas fechas "redondas", dividir la línea o rectángulo en partes iguales que se correspondan con la unidad temporal que elijamos. Normalmente utilizaremos años, décadas o siglos. Para que la división sea más fácil podemos dibujar la línea del tiempo en un papel cuadriculado. Bajo cada división escribiremos la fecha correspodiente. Todo esto lo haremos con lápiz.

 

5- Señalar en el eje los hechos históricos. Para ello tendremos en cuenta la fecha en la que sucedieron, la marcaremos en el eje y de ahí sacaremos una flecha hacia arriba. Escribiremos la fecha y el nombre de lo que ocurrió. Todo esto lo haremos con lápiz. Hay que distinguir entre:

 

• sucesos o acontecimientos históricos (tienen una duración breve). Se señalan en el eje con flechas.

• periodos o procesos históricos (son mucho más largos). Se señalan en el eje con llaves.

 

6- Es el momento de repasar con bolígrafo o rotuladores nuestro eje cronológico. Podemos pintarlo y decorarlo como queramos, siempre que se lean bien todas las fechas y los hechos históricos. Si se distinguen distintas etapas, podemos colorearlas de colores diferentes para facilitar la lectura. Muchos ejes cronológicos incluyen fotografías y dibujos para que se puedan entender mejor.

 

A la derecha encontrarás un powerpoint con la explicación de la realización de un eje cronológico y diferentes modelos. Recuerda que un eje cronológico es siempre una representación aproximada del tiempo histórico.